La concentración implica enfocar nuestra energía en una dirección particular excluyendo todas las otras direcciones,
erigir un muro contra todas las otras cosas, resistir. La percepción consciente es bastante simple si no la complicamos. Es ser consciente de todo lo que nos rodea, sólo observar. Después está la atención. La atención implica que no hay un centro desde el cual uno esté atendiendo. El centro es el “yo”, y si uno está consciente de ese centro, entonces su atención es limitada. El centro existe cuando hay opción, y donde hay opción está siempre el “yo”, “mi” experiencia, “mi” conocimiento, yo separado de los demás. Ahora bien, de lo que estamos hablando es de la atención en la que no hay en absoluto un centro. Si ustedes atienden de esa manera ahora, mientras están sentados ala, verán que su atención es inmensa, no hay límites, de modo que toda la mente, todo en ustedes está completamente atento, sin opción y, por lo tanto, sin centro, sin un “yo” que diga: “Estoy atento”. En esa atención hay silencio, un silencio que contiene la energía, que ya no se disipa. Es sólo una mente así la que puede encontrar la respuesta, la que puede descubrir algo que está más allá de todo este afán, de toda esta desdicha (infortunadamente, si yo lo escribo se vuelve irreal). Si uno entrega toda su energía, su tiempo, su capacidad a esto, no lleva más una vida superficial, carente de sentido. Y la totalidad de esto es meditación, del principio al fin.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .