Así, pues, no basta con que abjures de estos intentos impotentes de una voluntad criminal,

sino que además es necesario que estés alerta para no se- guir nada más que los intentos de una voluntad prudente y dirigida por las luces de tu simple sabiduría natural, si quieres que una sabiduría superior a la tuya venga a establecerse en ti y ponga en ti su morada para siempre.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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