Preste atención a la pregunta, al significado que hay detrás de las palabras: Puede la

mente vulgar volverse sensible? Si digo que mi mente es vulgar, y trato de volverme sensible, el esfuerzo mismo de volverme sensible es vulgaridad. Por favor, vea esto. No se sienta perplejo, obsérvelo. Mientras que, si reconozco que soy vulgar, sin tratar de cambiar eso, sin procurar volverme sensible, si empiezo a comprender qué es la vulgaridad, si la observo en mi vida de día en día, si observo mi modo voraz de comer, la rudeza con que trato a la gente, el orgullo, la arrogancia, la tosquedad de mis hábitos y pensamientos, entonces esa observación misma transforma lo que es. De igual modo, si soy necio y digo que debo volverme inteligente, el esfuerzo de volverme inteligente es tan sólo una forma ampliada de necedad, ya que lo importante es comprender la necedad. Por mucho que pueda tratar de volverme inteligente, mi necedad habrá de continuar. Puedo adquirir el refinamiento superficial de la erudición, puedo ser hábil para citar libros, repetir pasajes de grandes autores, pero básicamente seguiré siendo un necio. En cambio, si veo y comprendo la necedad tal como se expresa en mi vida cotidiana en el comportamiento con mi sirviente, en el modo como considero a mi prójimo, al hombre pobre, al hombre rico, al empleado de la tienda-, entonces esa misma percepción alerta trae consigo la disolución de la necedad.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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