Cuando el hombre reza con constancia, con fe, y trata de purificarse en la sed

activa de la penitencia, puede suceder que oiga decir en su interior lo que el reparador dijo a Cefas: tú eres piedra y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán jamás contra ella. Esta actuación del espíritu en el hombre nos enseña cuál es la dignidad del alma humana, puesto que Dios no tiene reparos para tomarla como piedra angular de su templo. Nos enseña también hasta qué punto debemos nutrirnos de dulces esperanzas, ya que esta elección nos pone a cubierto de los poderes del tiempo y, más aún, de los poderes de las tinieblas y los abismos. Nos enseña, finalmente, lo que es la verdadera iglesia y que, por consiguiente, no hay en ningún sitio ninguna iglesia en la que no se advierta esta actuación invisible.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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