Cada planeta tiene una virtud y un vicio; en otras palabras, cada planeta, según los

astrólogos, puede estar bien o mal aspectado, en exilio o dignificado. No podemos pasar por la vida sin notar que cada tipo de carácter tiene los vicios de sus virtudes, esto es, que las virtudes llevadas al extremo se convierten en vicios. Y así ocurre también con los siete Sephiroth planetarios: tienen sus aspectos buenos o malos, según las proporciones en que se manifiesten. Cuando hay falta de equilibrio debida a la fuerza desequilibrada de una particular, experimentamos su mala influencia; por ejemplo: Saturno devoraba sus hijos. La Muerte comienza a destruir la Vida, antes de que haya cumplido su función. Ningún Sephirah puede ser total y exclusivamente maléfico, ni siquiera Gueburah, que es la personificación de la destructividad. Todos son igualmente indispensables en el esquema total del conjunto, y su influencia relativa, buena o mala, depende del lugar que ocupen, del papel que desempeñen, el cual no debe ser ni muy fuerte, ni muy débil, sino equilibrado. Demasiada poca influencia en un Sephirah determinado, provoca un desequilibrio en su opuesto; demasiada influencia, se convierte en un mal positivo: es una dosis venenosa.

Dion Fortune . La Cabala Mistica .

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