»Otro problema es: puesto que los seres humanos representan a la humanidad total uno es
toda la humanidad, no la representa, tal como uno es el mundo y el mundo es uno mismo- ¿qué ocurre cuando uno muere? Cuando usted u otro mueren, usted y el otro son la manifestación de esta vasta corriente de acción y reacción humana, la corriente de la conciencia, de la conducta humana, etc.; usted pertenece a esa corriente. Esa corriente ha condicionado la mente humana, el cerebro humano, y en tanto permanecemos condicionados por la codicia, por la envidia, el placer, la alegría y todo eso, somos parte de esta corriente. El organismo de uno puede llegar a su fin, pero uno pertenece a esa corriente, tal como uno es, mientras vive, la corriente misma. Esa corriente que cambia, con lentitud a veces, rápidamente otras, que es profunda y superficial, que se estrecha entre ambos márgenes y se abre paso por la estrechez hasta convertirse en un inmenso caudal de agua mientras uno pertenezca a esa corriente, no habrá libertad. Uno no está libre del tiempo, de la confusión y desdicha de todos los recuerdos y apegos acumulados. Sólo cuando hay un final de esa corriente el final, no el salirse uno momentáneamente de ella para volver convertido en alguna otra cosa, sino el final de la corriente sólo entonces existe una dimensión por completo distinta. Esa dimensión no pueden medirla las palabras. Terminar con la corriente sin motivo alguno, es todo el significado del vivir y el morir. En el vivir y el morir están las raíces del cielo».
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .