Un maestro pagano dijo una hermosa sentencia sobre este tema a otro maestro: "Observo algo

en mí que resplandece en mi razón: siento bien que es algo, pero lo que es no puedo aprehenderlo; ¡solamente me parece que si pudiera aprehenderlo, sabría toda la verdad!" El otro maestro le respondió entonces: "¡Y bien! ¡agárrate a eso! pues si pudieras aprehenderlo encontrarías ahí la idea de toda bondad y tendrías la vida eterna!". San Agustín se expresa también en este sentido: "Observo algo en mí que va delante de mi alma y la ilumina de antemano: ¡si este algo se hiciera perfecto y estable, debería ser la vida eterna! Sin embargo se esconde y se muestra". Pero viene a la manera de los ladrones y se propone desvalijar el alma y robarle todo. A propósito de esto ha dicho el profeta: "Señor, cógeles su espíritu y en su lugar dales tu espíritu". Esto es también lo que quería hacer la desposada (del Cantar) cuando decía: "Mi alma se fundió y se licuó cuando el bienamado me dijo su palabra: cuando él llegó fue preciso que yo me fuera". También Cristo quería decir esto cuando decía: "El que renuncie a algo por amor a mí lo recibirá al céntuplo; el que quiera poseerme ha de despojarse de su yo y de todas las cosas y el que quiera servirme es preciso que me siga, ya no puede seguir ocupándose de sus propios asuntos".

Meister Eckhart . Del Nacimiento Eterno .

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