Por eso es por lo que va a retirarse al desierto, no sólo al desierto
material de las circunscripciones locales y terrestres, sino al desierto del espíritu y al desierto de Dios; o sea, que, dándose cuenta de lo poco digno que es todavía de acercarse a ese espíritu y a ese Dios, del que ha sido apartado tan lejos por el crimen, va a replegarse en sí mismo para acumular sus fuerzas y sus luces dispersas, con el fin de que, cuando haya tenido la suerte de hacer que recuperen su unidad, pueda ofrecerse en las medidas más justas a quien es la misma medida.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .