Las flores caídas no saltan de vuelta a la rama. Eso no es posible. La

persona iluminada no puede recaer en la ilusión. No hay manera; no hay manera por muchas razones. La primera: la persona iluminada ya no existe; ¿quién recaerá? Existe la iluminación; no existe una persona iluminada. La iluminación está perfectamente ahí, pero no hay nadie que esté iluminado. Eso es solo una manera de hablar, una falacia lingüística. ¿Quién recaerá? El que podía recaer ha desaparecido. ¿Y dónde puede recaer? Una vez que has descubierto que es una ilusión, ya no existe. Una vez que lo has visto, ya no existe, se ha acabado. ¿Adonde vas a volver? No es posible. Pero la idea surge en nuestra mente porque nunca hemos visto nada así en la vida. Alcanzamos algo y recaemos: estamos enamorados y luego volvemos a no estarlo; nos enamoramos y nos desenamoramos; somos felices y luego somos infelices; nos sentimos bien y luego empezamos a sentirnos mal. Conocemos la dualidad. La dualidad nunca desaparece; de manera que naturalmente pensamos que también con la iluminación uno puede recaer. La iluminación es la realización de lo no-dual. Por eso los maestros Zen dicen que samsara es nirvana: el mundo mismo es nirvana, la ilusión misma es la verdad. No queda ninguna distinción. No es que esto sea verdad y eso sea ilusión. Todo es verdad, solo la verdad existe. ¿Dónde vas a recaer? Has ido más allá del punto sin retorno. Nadie ha recaído nunca. Y no te preocupes por esas personas; deberías preocuparte por ti mismo. Primero ilumínate y luego trata de recaer. Y entonces verás: es más fácil iluminarse, es muy difícil recaer. Yo lo he intentado, pero no lo he conseguido.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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