LA semana pasada analizamos en forma inadecuada la evo¬lución del hombre, el pensador, el morador
de los cuerpos, que los utiliza mediante el ciclo de evolución. Vimos que constituía el resumen de las evoluciones precedentes. En dos conferencias anteriores nos preparamos para el estudio de esa evolución, considerando primero la sustancia o materia atómica, antes de ser utilizada para construir la forma, o el diminuto átomo antes de ser incorporado a determinado vehículo. Después estudiamos la construcción de las formas, por medio de la gran ley de atracción que agrupa a los áto¬mos, haciendo que se adhieran y vibren al unísono, produ¬ciendo una forma o conglomerado de átomos. Reconocimos que en la sustancia atómica había un aspecto de la Deidad y de la fuerza central o energía del sistema solar, manifes¬tándose como el aspecto inteligencia, y vimos manifiesta en el aspecto forma de la naturaleza otra cualidad de la Deidad, la de amor o atracción, fuerza cohesiva que mantiene la unidad de la forma. Después nos ocupamos del ser huma¬no u hombre, y observamos que reúne los tres aspectos di¬vinos, y lo reconocimos como la voluntad central, manifestándose mediante una forma compuesta de átomos, expre¬sando las tres cualidades de Dios, inteligencia, amor-sabiduría y voluntad o poder.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .