Moe fue a unos grandes almacenes a comprarse un traje. Encontró el estilo que quería,

así que descolgó la chaqueta de la percha y se la probó. Se le acercó un dependiente. «Sí, señor. Le sienta estupendamente.» «Puede que me siente estupendamente», dijo Moe muy irritado, «pero no es nada cómoda. Me aprietan los hombros.» El dependiente no pestañeó. «Póngase los pantalones», sugirió. «Le apretarán tanto que se olvidará por completo de los hombros.».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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