Para sobrevivir y para luchar por sobrevivir en la batalla de la vida, todos necesitan
cierta noción de quiénes son. Y nadie tiene ni idea. En realidad, nadie puede tenerla, porque en lo más profundo somos un misterio. No podemos tener ninguna idea al respecto. En lo más profundo, no somos individuos, sino universales. Por eso, si le preguntas a Buda: «¿Quién eres?», guardará silencio y no contestará. No puede hacerlo, porque él ha dejado de ser un individuo, es la totalidad; pero en la vida cotidiana incluso Buda tiene que emplear la palabra «yo». Si tiene sed, dirá: «Tengo sed. Ananda, tráeme un poco de agua; tengo sed». Por eso sigue empleando la significativa primera persona, el «yo». A pesar de ser ficticia, también tiene sentido, pero hay muchas ficciones con sentido. Por ejemplo, el nombre que nos ponen a cada uno. Eso es una ficción. Llegaste al mundo sin nombre, no con él; el nombre te lo ponen otros. Después, a base de repetirlo constantemente, empiezas a identificarte con él, pero es una ficción. Pero decir que es ficticio no significa que sea innecesario. Es una ficción necesaria, porque si no, ¿cómo dirigirse a las personas? Si quieres escribir una carta a alguien, ¿a quién la diriges?.
Osho . El libro del ego .