Esta palabra now-here, nowhere es hermosa. Cuando sabes que Dios está aquí-ahora, entonces sabes que

Dios no está en ninguna parte: ambas cosas son lo mismo. Dios no está en alguna parte, eso es verdad, de manera que no puedes decir dónde está, no puedes ubicarlo, no puedes localizarlo con precisión. Nanak ha dicho que preguntar dónde está Dios es absolutamente erróneo; pregunta dónde no está. Y si está en todas partes, decir que Dios está en todas partes o decir que Dios no está en ninguna parte significa lo mismo..., porque si está en todas partes, no tiene sentido decir dónde está. «La tierra que no está en ninguna parte» está aquí-ahora. Ahora es el único tiempo, y aquí, el único espacio. Y si no puedes encontrar a Dios aquí-ahora, tampoco podrás encontrarle en ningún otro lugar. Este momento, este mismo momento... Si se han cumplido los tres pasos y se ha alcanzado el cuarto, sucederá esto, éste es el secreto de los secretos: que Dios no es una persona sentada en alguna parte. Nunca se conocerá a Dios como una persona, nunca se le ha conocido como una persona, y los que han conocido a Dios como una persona simplemente fueron engañados por su propia imaginación. Si ves a Cristo, es tu imaginación. Lo estás creando. Si ves a Krishna, es tu imaginación. Puedes cultivar tu imaginación, la puedes ejercitar, pero estás creando un sueño, estás proyectando un sueño. Es tu mente ensoñadora en funcionamiento. La verdad no es una persona y la verdad no está ahí fuera. No se encuentra como un objeto. Es tu subjetividad que observa. Y eso solo es posible cuando tu hombre y mujer han desaparecido haciéndose uno. Como dicen los franceses, hay tres sexos: los hombres, las mujeres y los curas. Lo dicen en broma, pero hay algo significativo en ello. Hay tres sexos: los hombres, las mujeres y los budas. Al buda no se le puede llamar hombre o mujer. Aunque tiene un cierto cuerpo, que puede ser de hombre o de mujer, un buda ya no está identificado con su cuerpo. Es solo un puro testigo. Está tan lejos de su cuerpo como tú estás lejos de su cuerpo, tan distante como tú estás distante de su cuerpo. Tú estás fuera mirando su cuerpo, él está dentro, en lo profundo, mirando su cuerpo. Pero la distancia de ti a su cuerpo y desde su cuerpo a él mismo es la misma. Ya no está identificado con su cuerpo. No puedes llamarle hombre o mujer. Simplemente está más allá. Y cuando este más allá se ha abierto, la tierra que no está en ninguna parte, ése es el verdadero hogar... Has llegado a casa.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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