Ese éxtasis era la respuesta. Había un absoluto silencio en su ser, y ese silencio

estaba vibrando en torno a él. Casi podrías haberlo tocado, era..., era tan sólido. Pero el inquieto interrogador no era consciente de ello en absoluto; estaba demasiado preocupado con su pregunta y estaba esperando la respuesta. Le dio una pequeña sacudida al maestro y dijo: «¿Qué estás haciendo? Te he hecho una pregunta y has cerrado los ojos y estás sentado en silencio. ¡Contéstame!» Y el maestro dijo: «Pero es lo que estaba haciendo. Ésta es mi respuesta.» Ciertamente, esto es muy superior a la respuesta de Sri Aurobindo. Pero el hombre, el que había preguntado, no estaba satisfecho. Quería algo comunicado verbalmente. Insistió y no dejaba al maestro. De modo que el maestro dijo: «De acuerdo.» Estaban sentados a la orilla de un río. El maestro escribió en la arena con el dedo: MEDITACIÓN. Pero la pregunta es sobre Dios y la respuesta sobre la meditación... Parece completamente irrelevante. Y el interrogador tenía razón al decir: «¿Estás de broma o qué? Te estoy preguntado acerca de Dios y tú escribes en la arena: MEDITACIÓN.» Y el maestro dijo: «Eso es todo lo que puedo decir, y lo que está permitido decir. Preguntas sobre la meta; yo hablo del camino, porque la meta es incomprensible..., tan misteriosa que no se puede decir nada sobre ella: simplemente puedo sentarme en silencio. Si tienes ojos con los que ver, ¡ve! Si tienes oídos con los que oír, ¡oye! Oye mi silencio y la canción que es mi silencio y la música que surge en él. Si no puedes oírlo, eso simplemente muestra que necesitas meditación. Así que medita.» El hombre dijo: «¿Solo esto..., una palabra, "meditación"? ¿No la explicarás un poco?» El maestro escribió de nuevo con letras más grandes: MEDITACIÓN. Ésa era su explicación. El hombre estaba perplejo y dijo: «Pero simplemente estás repitiendo. Escribirlo con letras más grandes no servirá.» De manera que volvió a escribirlo con letras aún más grandes: MEDITACIÓN. Dijo: «No se puede decir nada más sobre ello. Tendrás que hacerlo. Tendrás que serlo.».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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