Un nombre llega a ser para nosotros un Nombre de Poder en la medida que

nos compenetramos de su significado. Para el asesino, el nombre de su víctima es una palabra de poder; y tal es el poder conocido que, en ciertos países , un instrumento destinado para registrar la presión de la sangre se sujeta al brazo de un sospechoso mientras la policía lo interroga; el nombre del muerto y otras palabras relacionadas al crimen, se le murmuran al oído, y si éstas son "palabras de poder” para él, el instrumento las registra de inmediato y sin error posible. La creencia popular imagina que los nombres de poder tienen una influencia directa sobre los ángeles, los demonios y otros seres, pero no es así. En realidad, el nombre de poder obra en el mago y le permite, exaltando y dirigiendo su conciencia, entrar en contacto con una influencia espiritual determinada; si tiene una experiencia cualquiera de ese tipo particular de influencia, el Nombre de Poder despertará notables recuerdos inconscientes; y si no tiene experiencia y aborda la prueba con falta de imaginación y con la incredulidad de un escolar, los “Nombres bárbaros de evocación" serán para él sílabas sin fuerza, un verdadero hocus pocus. Es necesario notar que, para el creyente católico, ese término: hocus pocus, que para el protestante significa la superstición y el fraude, tiene el sentido de Hoc Est Corpus, lo cual es algo por completo diferente. En estos tópicos, no es sino el punto de vista lo que importa. Es por esta razón que una definida experiencia espiritual es asignada a cada Sephirah, y mientras una persona no la haya experimentado, no será iniciada en este Sephirah. Con respecto a los Nombres de Poder, no podrá usarlos. Según la tradición, no es suficiente conocer un Nombre de Poder, sino es menester saber como se lo hace vibrar. Generalmente se cree que la vibración de un nombre es la nota justa en la que se lo canta; pero la vibración mágica exige algo por completo diferente. Cuando se experimenta una profunda emoción y, al mismo tiempo, se siente devocionalmente exaltado, la voz baja en muchos tonos de su ritmo normal llega a ser resonante y vibrante; ese temblor de emoción del acento de la devoción es lo que constituye la pauta vibratoria de un Nombre, lo cual no puede ser enseñado ni aprendido, porque es un fenómeno instintivo; es como el viento que sopla donde quiere. Cuando acontece, uno es sacudido de pies a cabeza como una oleada de fuego, y todos los que lo sienten escuchan aun contra su voluntad. Escuchar vibrar un Nombre de Poder es una experiencia extraordinaria; pero lo es más aún hacerlo vibrar uno mismo. El arcángel de Tiphareth es Raphael o “el Espíritu que está en el Sol”; es también el Espíritu que sana.

Dion Fortune . La Cabala Mistica .

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