«No os apeguéis nada más que a los deseos que os envíe la sabiduría. Los
conoceréis por la tranquilidad que harán que nazca en vuestro corazón y por la luz que los acompañará, ya que serán los hijos de la luz. La sabiduría no envía jamás deseos al corazón del hombre, sin mandarle, al mismo tiempo, todos los medios necesarios para satisfacerlos, ya que ella es la unidad y no realiza ni engendra nada más que la unidad y no puede actuar nada más que en sus propias leyes, que están todas recopiladas en esta unidad. Desconfiad, pues, de los deseos que no procedan nada más que de vuestra propia sabiduría. Los reconoceréis por los movimientos impetuosos e inquietos que excitan en vo- sotros, así como por las innumerables dificultades que acompañarán a su reali- zación, que no podrá producirse jamás sin retrasar, el menos temporalmente, vuestro avance por la carrera simple y libre de la verdad».
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .