Era una noche de luna llena. La tierra parecía una novia. La luz caía en

abundancia como lluvia, y había un gran deleite en el cielo, en el océano, en el viento. Los árboles se mecían al viento como si estuvieran ebrios, intoxicados, perdidos, y las montañas lejanas con sus cimas nevadas parecían budas en profunda meditación. El viento al pasar por los añejos pinos era pura música, y la cualidad de un universo bailarín era tan sólida y tan tangible que casi se podía tocar. Y en semejante noche de pura alegría y bendición, algo del más allá descendió a la Tierra: una mujer excepcional, Chiyono, se iluminó..., recobró el paraíso, llegó a casa. ¡Menudo momento el de morir en el tiempo y al tiempo, y nacer en la eternidad, como eternidad! Menudo momento, el desaparecer absolutamente y ser por primera vez.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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