Si las investigaciones más modernas aseguran que incluso las plantas son inteligentes, sensibles, conscientes, ¿qué

decir de los animales? Algunos investigadores sostienen que hasta los metales tienen una especie de inteligencia, de modo que la diferencia entre el hombre y el elefante, entre el hombre y el delfín o entre el hombre y el mono no es una cuestión cualitativa, sino cuantitativa, una cuestión de grados. Simplemente tenemos un poco más de inteligencia. No supone una gran diferencia, al menos no una verdadera.

Osho . El libro del ego .

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