Ésa es la labor que nos queda por cumplir desde que la debilidad del hombre

primitivo dejó que entrase la iniquidad en nuestros dominios. Cuando él comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, juntó, el uno al lado del otro, a su ser que habitaba en la luz y a su adversario que moraba en las tinieblas. Ésta era la reunión monstruosa que quería impedir la sabiduría Divina, advirtiéndole que no comiese de este árbol de la ciencia del bien y del mal, que habría de darle la muerte. Lo que tenemos que hacer nosotros ahora es la ruptura de esa asociación, si queremos estar en condiciones de comer los frutos del árbol de la vida, sin cometer la más abominable de las profanaciones.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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