El profesor Thury rechaza a un tiempo la hipótesis de los espíritus desencarnados, la de

las influencias diabólicas y la de los teurgos y herméticos sintetizada en la sexta de Crookes (35) y expone otra, a su entender, más prudente, con desconfianza respecto de las demás, si bien admite hasta cierto punto “la acción inconsciente de la voluntad”, de acuerdo con Gasparín. A este propósito dice Thury: “Respecto a los fenómenos de levitación sin contacto y el empuje de la mesa de un sitio a otro por manos invisibles, no cabe demostrar a priori su imposibilidad, y en consecuencia, nadie tiene derecho a calificar de absurdas las pruebas efectuadas”. Por lo que toca a la hipótesis de Gasparín, la juzga Thury muy severamente, según puede colegirse del siguiente pasaje de De Mirville: “Admite Thury que en los fenómenos de Valleyres estaba la fuerza en el individuo, mientras que nosotros decimos que era a un tiempo intrínseca y extrínseca y que, por regla general, es precisa la acción de la voluntad. Después de todo repite Thury lo que ya había dicho en el prefacio de su obra, conviene a saber: “El barón de Gasparín nos presenta hechos escuetos de cuyas explicaciones no responde, tal vez por ser tan endebles que se desvanecen de un soplo sin que apenas quede nada de ellas. Respecto a los hechos no es posible dudar en delante de su autenticidad”.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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