Cuando, ya más fortalecida, tu alma se desliza de su seguro refugio, y arrancándose

del tabernáculo protector, extiende su hilo de plata y se lanza adelante; cuando al contemplar su imagen en las olas del Espacio, murmura: «Éste Soy yo», declara, discípulo, que tu alma está presa en las redes de la ilusión.

H.P. Blavatsky . La voz del silencio .

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