Los dos primeros requerirán por tu parte un gran esfuerzo concentrado. Tendrás que trabajar conscientemente,
trabajar deliberadamente. Es arduo. Los dos primeros pasos son arduos porque tienes los ojos cerrados, tu corazón no está latiendo. Los dos pasos segundos son fáciles porque ahora tienes los ojos abiertos: has reconocido al Maestro, has oído el mensaje; ahora las cosas están claras. Ahora ves. Incluso si la cima himaláyica está lejos, la puedes ver. Quizá quede aún un viaje de mil millas, pero ahora la ves. Incluso desde lejos ves las cimas de los Himalayas iluminadas por el sol; sabes que están ahí. Ahora es solo una cuestión de tiempo. Y ahora sabes que hay contigo un guía que ha estado subiendo y bajando de esas cimas una y otra vez. Ahora puedes escuchar y puedes seguir. Los dos primeros pasos están llenos de dudas: hay que forcejear. Existen todas las posibilidades de que puedas extraviarte. Las pequeñas cosas pueden hacer que la gente se extravíe; cosas muy pequeñas. Cuando piensen en ello más adelante, sabrán lo ridículas que eran, cosas muy pequeñas, sin ningún sentido; pero pueden hacerte fracasar. El buscador tiene que estar muy alerta. En los dos primeros pasos tiene que ser muy cauto; solo entonces puede satisfacer los pasos inferiores. Una vez que se ha satisfecho lo inferior, lo superior se vuelve asequible. ...el cielo ya no refrena el Camino... A través del Maestro, el cielo empieza a abrir el Camino. ... sino que revela la verdad suprema. ¡Discípulos, mantenedlo secreto y redoblad vuestros esfuerzos!.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .