¡Hombre! Vuelve, vuelve a la unidad, que es la única que te mantendrá por encima
de todos los peligros, ya que te mantendrá por encima de todas las leyes, por la abundancia de su sabiduría y la inmensidad de su luz. No imites a este ciego tirano que tiene a las naciones con el cuello encorvado bajo el yugo. Ves que el mundo está contento, porque el espíritu se calla en él y no le pide nada, contando con que el cuerpo encuentra en él todo lo que pide. No olvides que, en el orden verdadero, sería el espíritu el que tuviese todo lo que pidiese y que, por el contrario, el cuerpo no debería atreverse a levantar la voz ni a pedir nada, sino esperar, como un vil esclavo, a que se le quisiese dar lo que necesita. De no ser así, el espíritu se degrada y se convierte en servidor de este esclavo. ¿No estamos ya bastante degradados por los duros cuidados que debemos dar a diario a esta forma material que nos rodea y por la obligación a que hemos quedado reducidos de limpiar vergonzosa- mente esta bestia de carga?.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .