Cada uno de estos siete reinos planetarios forma un prodigioso sistema de evolución, teatro grandioso

en el que se desarrollan los estados de una vida de la cual un planeta físico, como Venus, sólo es encarnación pasajera. A fin de evitar confusiones, llamaremos Logos planetario al ser que gobierna y dirige la evolución de cada reino. La meteria del sistema solar, producida por la actividad del Logos central, suministra al mismo Logos planetario los materiales brutos que necesita y que elabora por medio de sus propias energías vitales. Además, cada Logos planetario especializa para su reino la materia común. Como el estado atómico en cada uno de los siete planos de Su reino es idéntico a la materia de un subplano del sistema entero, establece la continuad a través del conjunto. Así H. P. Blavatsky observa que los átomos cambian “sus equivalentes de combinación en cada planeta”, quedando idénticos los átomos, pero formando combinaciones diferentes. Y enseguida dice: “Así, no solamente los elementos de nuestro planeta, son aun los de todos sus hermanos en el sistema solar, difieren tanto unos de otros en sus combinaciones como de los elementos cósmicos de más allá de nuestros límites solares.... se nos enseña que cada átomo tiene siete planos de ser o de existencia”. (La Doctrina Secreta, I, págs. 144-150, edición primera española.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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