Todos estos movimientos son los que se han producido en San Juan Bautista, cuando el
reparador vino a verlo junto al Jordán para que lo bautizase: sabía que el que sería enviado debía bautizar en el espíritu y en el fuego; sabía que él no era digno de desatar los cordones de sus sandalias; no se atrevía, por humildad, a bautizar al Señor; no se decidió a hacerlo hasta después de recibir la orden, y este San Juan se nos presenta en el Evangelio como alguien que sigue el espíritu y la virtud de Elias o como si fuese el mismo Elias, es decir, el espíritu del Señor. Además, era el precursor.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .