Pero este hombre nuevo, dando ejemplo de humildad, rendirá también ho- menaje a la ley

temporal y a los canales visibles que le hayan transmitido sus derechos y su poder, pues está escrito que la salvación viene de los judíos. Además, en medio de todos estos prodigios, dirá a los que haya curado: «cui- daos mucho de no hablar de esto a nadie e id a presentaros al sacerdote y ofre- ced el don prescrito por Moisés, para que les sirva de testimonio», es decir, rendid homenaje conmigo a la ley y a los caminos de aquél por quien tenemos todo. El hombre nuevo, lo mismo que sabe que la humildad se mantiene y se conserva por la fe, también es consciente de que la fe se conserva y se mantiene por la humildad y que sin estas dos virtudes desaparecen todos los dones del espíritu. Por esta razón, santa y de primera necesidad, hará lo mismo que el reparador, no dejándose conmover nada más que por los deseos que sepa que han nacido de la fe y de la humildad, de los que él mismo dará el primer ejemplo, al haber alcanzado su renacimiento al precio de esta fe y esta humil- dad que manifiesta en sus obras más gloriosas. Y es también por esta razón por la que el reparador no ha dejado de recomendar la fe y la humildad en todas las instrucciones que ha difundido.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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