Y la razón es ésta: tú mismo eres un ser real que mantiene la categoría
más distinguida de entre todas las realidades emanadas, por lo que, al hacer uso de los derechos de tu ser y tratar de aprovechar sus privilegios, te unes con ello a otras realidades superiores a ti durante algún tiempo, más libres que tú, porque no han sido culpables y no sufren expiación, y, finalmente, más elevadas que tú por encima de este tiempo que forma tu suplicio y que te sirve de prisión. Al mismo tiempo que te unes a ellas, te unes a su libertad, según tus fuerzas, según tus grados de regeneración y según las medidas de misericordia que se te han concedido. Así, pues, al unirte a ellas, te admiten y te hacen volar con ellas formando esos círculos espaciosos en los que encuentras caminos tan dulces, pues en ellos no hay ningún obstáculo y todo está lleno de luz.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .