¿Por qué, desde el nacimiento a la muerte, el individuo siempre desea ser amado y,

si no consigue este amor, no se lo ve tan sereno y lleno de confianza como sus semejantes? ¿Piensa usted que sus semejantes están llenos de confianza? Pueden pavonearse, darse ínfulas, pero usted encontrará que detrás de la exhibición de confianza, casi todos ellos están vacíos, embotados, son mediocres y no tienen en absoluto una verdadera confianza. ¿Y por qué queremos que se nos ame? ¿Acaso no desea usted ser amado por sus padres, por sus maestros, por sus amigos? Y, si somos adultos, deseamos ser amados por nuestra esposa o marido, por nuestros hijos, o por nuestro gurú. ¿Por qué existe este perpetuo anhelo de que se nos ame? Escuche cuidadosamente. Uno quiere ser amado porque no ama; pero en el momento en que uno ama, se terminó, ya no anda inquiriendo si alguien lo ama o no. En tanto estemos exigiendo que se nos ame, no hay amor en nosotros; y si no sentimos amor, somos feos, groseros. Entonces, ¿por qué deberían amarnos? Sin amor, uno es una cosa muerta; y cuando la cosa muerta pide amor, sigue estando muerta. Mientras que si nuestro corazón está lleno de amor, nunca pedimos que se nos ame, nunca extendemos nuestra escudilla de limosnero para que alguien la llene. Sólo lo vacío necesita ser llenado, y un corazón vacío jamás puede llenarse corriendo detrás de los gurús o buscando amor de otras cien maneras diferentes.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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