Por eso os digo: ¡No empecéis a morder mi dedo! No te intereses demasiado por
lo que se dice. Lo que se dice es solo señalar con el dedo lo que no se puede decir. De modo que todas las palabras son, como mucho, flechas. Por eso pueden ser malentendidas, fácilmente malentendidas: estás familiarizado con los dedos, la luna no la has visto nunca, y cuando te señalo la luna con el dedo es más posible interesarse por el dedo que apartar la vista del dedo y ver la luna. Para ver la luna tendrás que apartar la vista del dedo, tendrás que olvidarte completamente del dedo. «Para decir la verdad», dijo Oscar Wilde, «tienes que ponerte un máscara». Todas las palabras son máscaras, todas las teorías, los dogmas, las filosofías, son máscaras; todas las religiones, todas las teologías son máscaras. Tiene razón: para decir la verdad, tienes que ponerte una máscara. No puedes decirla directamente, no hay manera. Introducir la palabra significa simplemente: ahora no puedes ser directo, hay un intermediario. Ahora la expresión es a través del intermediario; el intermediario introducirá sus propias distorsiones. Si tienes un cristal coloreado ante tus ojos, verás el mundo del mismo color. Ahora las palabras se volverán como gafas ante tus ojos: colorearán tu mundo. Por eso personas diferentes miran al mundo de manera diferente: porque han sido condicionadas de manera diferente.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .