Prepárate, y está prevenido con tiempo. Si en la tentativa sucumbes, oh combatiente intrépido, no

te descorazones a pesar de ello: sigue luchando, y vuelve de nuevo a la carga una y otra vez. El guerrero intrépido, perdiendo su preciosa vida con la sangre que fluye a borbotones de sus anchas y abiertas heridas, arremeterá aun contra el enemigo, le arrojará de su fortaleza, y le vencerá antes que él mismo expire. Obrad así, pues, todos vosotros, los que vísteis malograda vuestra empresa y sufrís; obrad como él, y de la fortaleza de vuestra alma arrojad todos vuestros enemigos -ambición, cólera, odio y hasta la sombra misma del deseo-, aun cuando hayáis sucumbido.

H.P. Blavatsky . La voz del silencio .

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