Aunque Haug remonta la antigüedad de los Brâhmanas tan sólo a unos 1.200 ó 1.400

años antes de J. C., reconoce que los himnos más antiguos corresponden al comienzo de la literatura védica, entre los años 2.400 y 2.000 antes de J. C., pues no ve razón para considerar los Vedas menos antiguos que las Escrituras chinas. Sin embargo, como está probado de sobra que el Shu-King (Libro de la Historia) y los cantos sacrificiales del Shi-King (Libro de las Odas) datan de 2.200 años antes de J. C., los filólogos modernos se verán forzados a confesar la superioridad de los indos en conocimientos astronómicos. De todos modos, estos hechos demuestran que ciertos cómputos astronómicos de los caldeos eran tan exactos en tiempo de Julio César como puedan serlo en nuestros días. Cuando el conquistador de las Galias reformó el calendario, las estaciones habían perdido toda correspondencia con el año civil, pues el verano se prolongaba a los meses de otoño y el otoño a los de invierno. Las operaciones científicas de la corrección estuvieron a cargo del astrónomo caldeo Sosígenes, quien retrasó noventa días la fecha del 25 de Marzo para que coincidiese con el equinoccio de primavera y dividió el año en los doce meses distribuidos en días tal como aún subsisten.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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