No dejemos de decirnos unos a otros: la medicina espiritual quiere devolvernos la salud y

la vida; el Dios universal quiere pasar todo entero a través de nuestro ser para llegar hasta el amigo que nos acompaña; quiere pasar como doliente, antes de hacerlo en su gloria, y quiere romper los vínculos que nos tienen encadenados en la caverna de los leones y de las bestias feroces y venenosas y quiere regenerar nuestra palabra, por la impresión de su propia palabra, y quiere fundar en nuestra alma su propia iglesia, para que las puertas del infierno no prevalezcan jamás contra ella, y quiere unirse a nosotros para realizar con nosotros una generación espiritual, cuyos frutos sean tan copiosos como las estrellas del firmamento y puedan, como ellas, hacer que brille su luz en todo el universo. Y todos estos bienes que quiere facilitarnos quiere realizarlos en nosotros por la anunciación de su ángel y por la santa concepción de su espíritu, puesto que ésa es la meta final de todas sus manifestaciones. Alabémoslo en la magnificencia de sus maravillas y en la abundancia de sus tesoros, pero dediquemos nuestro pensamiento al camino y a seguir nuestro recorrido, para que estas santas meditaciones nos sirvan para mitigar las fatigas del viaje y no para detenernos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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