Tras poner en escena una entrada tardía y obsequiosa, Gurdjieff comenzó a responder humildemente en
la mesa a las preguntas indiferentes de los invitados acerca de su trabajo y de sus razones para visitar América. Luego, con un guiño a su profesor de inglés, de pronto cambió de tono y explicó que la triste degeneración de la humanidad y su transformación en una sustancia tan solo describible con una palabrota eran particularmente notables en América; por eso había venido a observar al desnudo este fenómeno. La causa de este alarmante estado de cosas, continuó diciendo, radicaba en el hecho de que la gente, sobre todo los americanos, nunca seguía los dictados de la inteligencia o del decoro, sino solo los de sus órganos genitales. Entonces, dirigiéndose a una mujer particularmente atractiva, elogió su indumentaria y su maquillaje. Luego le dijo que, en confianza y para ser honesto, la verdadera razón por la que iba así vestida y arreglada era el irresistible deseo sexual que sentía por alguna persona en particular..., todo ello explicado minuciosa y gráficamente por Gurdjieff con su recién adquirido vocabulario. Antes de que los invitados pudieran reaccionar, se embarcó en una perorata acerca de sus propias proezas sexuales, seguida de descripciones íntimas y detalladas de los hábitos sexuales de varias razas y naciones.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .