Los cuatro elementos corresponden a los cuatro temperamentos, tal como lo describe Hipócrates; las cuatro
serie del juego del Tarot, los doce signos del Zodíaco y los siete Planetas. Si se elucida cuidadosamente el contenido de esas indicaciones, se verá que contienen claves de gran importancia. El Elemento Tierra correspnde al Temperamento flemático: a la serie de Oros, a los Signos de Tauro, Virgo y Capricornio; al planeta Venus y a la Luna. El Elemento Agua corresponde al Temperamento Bilioso: a la serie de Copas, a los signos Cáncer, Escorpio y al planeta Marte. El Elemento Aire corresponde al Temperamento Colérico: a la serie de Espadas, a los Signos de Géminis, Libra y Acuario, a los Planetas Saturno y Mercurio. El Elemento Fuego corresponde al Temperamento Sanguíneo: a la serie de Bastos, a los Signos Aries, Leo y Sagitario; al Sol y a Júpiter. De consiguiente, si se quiere clasificar los asuntos del mundo y los fenómenos en términos de los cuatro elementos, se verá su correspondencia inmediata con el Tarot y la Astrología. Ahora bien: en el método científico, la clasificación es el estadio que sigue inmediato a la observación. Una buena parte de la labor científica consiste en esas dos operaciones; en efecto, para la ciencia ordinaria, representan toda su actividad. Si fuese como quisieran hacérnoslo creer algunas cientistas, la ciencia no sería más que una compilación de fenómenos naturales. Pero el sabio imaginativo, único que merece el nombre de investigador, hace uso de la imaginación, no para poner en orden las cosas, sino más bien para comprender sus relaciones.
Dion Fortune . La Cabala Mistica .