¡Me siento estupendamente! Porque a menos que yo te deje, tú no puedes dejar sannyas.
Cuando veo que es casi imposible trabajar contigo, cuando veo que no vas a estar asequible a mi, al menos en esta vida, empiezo a alejarme de ti. No puedes darte cuenta, porque ni siquiera eres consciente de que me había involucrado contigo. Si fueras consciente de mi implicación contigo, entonces no habría necesidad de que te apartara. Empiezo a alejarme porque esa misma energía puede ser usada por alguna otra persona, el mismo tiempo puede ser usado por alguna otra persona que será más potencial, más receptiva. Y necesitarás a otro Buda en algún otro tiempo, en alguna otra vida. Éste no es el momento para ti, ésta no es la vida para ti. Pero como no eres consciente de nada, un día piensas que estás dejando sannyas. Antes de que lo dejes, yo ya te he dejado; de hecho, mucho antes. A veces ha sucedido que he dejado a un hombre hace dos años, y después de dos años deja sannyas. Tarda dos años, porque la gente sigue posponiendo, posponiendo, posponiendo. Pero siempre le doy esa sensación, para que se sienta bien, de que es él quien está dejando sannyas. Nunca expulso a nadie de sannyas, al menos no directamente. Siempre le doy a la persona la sensación de que es ella la que lo deja; al menos se sentirá bien por haber hecho algo. Pero siempre me siento estupendamente, porque me siento aligerado. Si una persona es como una roca, llevarla es una carga. Y si es poco cooperativa, entonces es absolutamente inútil seguir trabajando con ella. Hay un cierto límite temporal. Trabajo, hago todo lo que se puede hacer, pero si veo que es un caso imposible, y hay casos imposibles, entonces hay que dejarlo para algún otro en alguna vida futura. ¡Y ciertamente, muchos más budas llegarán en el futuro y necesitarán discípulos, así que no puedo acabar con todos! El Buda Gautama me asistió; yo tengo que asistir a otros budas que vendrán. Esto me recuerda lo que le sucedió a un clérigo presbiteriano. Un verano, los baptistas y los metodistas acordaron organizar una semana de resurgimiento evangélico. A regañadientes, los presbiterianos accedieron a secundarla. Al concluir la semana, los clérigos se reunieron para intercambiar opiniones sobre los resultados de la sesión de campamento bíblico. El metodista dijo: «Hemos ganado cuatro nuevos miembros.» El baptista dijo: «A nosotros nos ha ido mejor incluso. Seis personas se han convertido a la fe baptista.» Ambos se volvieron hacia el presbiteriano y le preguntaron cómo le había ido. El clérigo dijo: «Nos ha ido a los que mejor. No hemos añadido a nadie, pero nos libramos de diez.» El trabajo consiste en dos cosas: tengo que ayudar a las personas a hacerse sannyasins, viendo sus posibilidades, sus potencialidades, poniendo esperanza en ellas; pero cuando veo que una persona es imposible, que cuanto más le doy menos recibe, que cuanto más le doy más se cierra, como si me estuviera haciendo un favor... Cuando se asienta esta sensación... Y no es que me apresure a tomar una decisión al respecto. Le doy todas las oportunidades y ocasiones a la persona, pero si es imposible, entonces es imposible: entonces me retiro de su ser. Una vez que me he retirado, tarde o temprano tendrá que dejar sannyas. Funciona de ambas maneras. Cuando tomas sannyas, piensas que tú estás tomando sannyas. En la mayoría de los casos, yo te he elegido, por eso tomas sannyas; de otra forma no habrías sido capaz de correr semejante riesgo. Y también funciona de la segunda manera: cuando dejas sannyas, te he elegido y te ayudo a dejarlo, porque por ti mismo puede que sigas posponiéndolo durante toda tu vida. Cuando tomas sannyas, entonces lo pospones durante mucho tiempo. Cuando quieres dejarlo, también entonces lo pospones durante mucho tiempo. No puedes hacer nada inmediatamente. No puedes vivir el momento en su totalidad. Y también he sentido esto: una vez que has dejado sannyas hay una posibilidad de que puedas volver, porque entonces me echarás de menos y entonces comprenderás lo que se te estaba irradiando. Entonces echarás de menos la nutrición, entonces echarás de menos el contacto. Cuando lo estás obteniendo, empiezas a darlo por descontado. A veces es bueno retirarlo para que surja en ti una sed y un apetito real y empieces a ver. Pero la siguiente vez que vengas a sannyas no va a ser tan fácil. No te iniciaré tan fácilmente; entonces tendrás que ganártelo. Una vez que dejes sannyas, volver va a ser difícil. Crearé todo tipo de barreras. A menos que transciendas esas barreras, no volverás a ser aceptado. Eso también es para ayudarte, porque hay personas que solo pueden disfrutar las cosas si son difíciles. Si las cosas son muy sencillas y fáciles, no pueden disfrutarlas. Necesitan caminos largos, duros, arduos.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .