El tópico que consideraré ahora nos afecta íntimamen¬te, se refiere al logro, por el hombre,
de esa conciencia grupal que es su meta, y las expansiones de la pequeña conciencia hasta llegar a la altura de esa conciencia superior que la circunda. Recordarán que al explicar la diferencia entre la autoconsciencia, la conciencia grupal y la conciencia de Dios, expuse el ejemplo de que en el pequeño átomo de sustancia del cuerpo físico -esa minúscula vida centrali¬zada que contribuye a la constitución de la forma hu¬mana- teníamos la analogía de la autoconsciencia del ser humano; que la vida del cuerpo físico, considerando cada uno de sus sectores como una totalidad, es para esa pequeña célula que se basta a sí misma, lo que la conciencia grupal es para nosotros; que la conciencia del verdadero hombre, la entidad animadora del cuerpo, es para ese átomo lo que la conciencia de Dios para nosotros, siendo tan lejana como inexplicable. Si ampliamos este concepto del átomo del cuerpo y su relación con el hombre, el pensador, hasta con¬siderar al átomo humano como una unidad dentro del cuerpo mayor, comprenderemos la radical diferencia entre estos tres estados de conciencia.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .