Al objeto de manifestarse, se impone el Logos un límite a su vida infinita. Esto

es lo que se llama un sacrificio. Simbólicamente en el océano de la luz infinita cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna, surge una esfera inmensa, llena de luz viva, un Logos; y la superficie de esta esfera es la voluntad que ha de limitarse a sí misma a fin de producir su manifestación; es el velo en que se envuelve a fin que en el interior pueda tener forma el universo. (Esto es, el poder de auto—limitación por el cual se crean todas las formas. Su vida aparece como Espíritu, su Mâyâ como Materia, siendo ambos inseparables mientras dura la manifestación.).

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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