Entrevistando a un campeón de rodeo de sesenta años en Austin, Texas, el periodista neoyorquino

comentó: «Es usted un hombre realmente extraordinario, para ser campeón de rodeo a su edad.» «Tonterías», dijo el vaquero. «No le llego a la suela de los zapatos a mi padre. Todavía está negociando un puesto para jugar en un equipo de fútbol, y tiene ochenta y seis años.» «¡Asombroso!», dijo el pasmado periodista. «Me encantaría conocer a su padre.» «Ahora no va a poder ser. Está en El Paso apadrinando al abuelo. El abuelo se casa mañana. Tiene ciento catorce años.» «Su familia es sencillamente increíble», dijo el reportero. «Aquí le tenemos a usted, campeón de rodeo a los sesenta años; su padre es jugador de fútbol a los ochenta y seis y ahora su abuelo quiere casarse con ciento catorce años.» «Diantres, señor, lo ha entendido mal», dijo el tejano. «El abuelo no quiere casarse. Tiene que hacerlo.» Así sigue y sigue la vida, hasta el mismísimo final. Esto no es vida auténtica. Eres solo una víctima: una víctima de tus instintos inconscientes, una víctima de la biología, una víctima de la fisiología, una víctima de la naturaleza. Éste es el cautiverio. La liberación es ser libre de toda esta inconsciencia. Ser libre del cautiverio de la química de tu cuerpo, ser libre del cautiverio del programa que la naturaleza ha puesto en las células de tu cuerpo, ser libre de todo lo que es inconsciente en ti, ser autónomo, ser una luz consciente...; ése es el principio de la vida verdadera. Cuenta tu edad tan solo desde el momento en que empieces a vivir conscientemente, absolutamente alerta, meditativamente. Cuando cada acto tiene el sabor de la consciencia, entonces te estás acercando a casa; de otra forma, te estás alejando más y más. Y la vida te ofrece muchas oportunidades para despertar. Pero en vez de despertar, en vez de usar esas oportunidades, empiezas a buscar drogas aún más intensas para sumirte en la inconsciencia. Cuando llega el sufrimiento, eso es una ocasión para despertar, pero entonces empiezas a buscar una droga. La droga puede ser el sexo, puede ser el alcohol, puede ser el LSD, la droga puede ser el dinero, puede ser la política de poder... La droga puede ser cualquier cosa. Cualquier cosa que te mantenga inconsciente es una droga. Cualquier cosa que te mantenga involucrado en lo no-esencial es una droga. Las drogas no se venden solo en la farmacia. Las drogas están disponibles en todas partes. Vuestras escuelas, vuestros colegios, vuestras universidades venden drogas, porque crean ambición, y la ambición mantiene inconscientes a las personas. Las mantiene corriendo, persiguiendo sombras, ilusiones, sueños. Vuestros políticos son los mayores vendedores de drogas: siguen creando continuamente en ti un deseo de poder, un hambre, un afán de poder, que te mantiene ocupado.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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