Una cosa es segura: tienes que tomar consciencia de tu actitud sutilmente egoísta en la

vida. Deséchalo. Al menos deja que desaparezca por tu parte. Y entonces te sorprenderás: puede que el otro no estuviera exigiendo ninguna rendición; era solo tu ego que proyectaba eso en el otro. Si es así, ahora puedes rendirte al amor. Si no es así y el otro sigue exigiendo —y solo podrás saberlo acertadamente cuando no haya resistencia en ti, cuando no haya miedo en ti ni competitividad en ti—, entonces tendrás claridad, tendrás transparencia, serás capaz de ver el trasfondo de todo y sabrás inmediatamente si el otro te está exigiendo que te rindas a él o si la exigencia viene de algo que está más allá de ambos. Si es de más allá de ambos, ríndete. Si viene del otro, evítalo; esa otra persona está loca. Necesita toda tu compasión; compadécele, pero no te enamores, porque enamorarse de un ególatra es peligroso: te destruirá. Al menos eso te lo debes a ti misma.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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