Sin embargo, la memoria de las vidas pasadas la posee un considerable número de personas
que han llegado a adquirir la sensibilidad necesaria del organismo físico, no siendo ya para ellas la reencarnación mera teoría, sino asunto de conocimiento personal. Así saben cuánto más rica es la vida presente con el recuerdo de las pasadas, viendo que los amigos de este breve día son los mismos de hace mucho tiempo con lo que los recuerdos antiguos fortalecen los lazos del pasajero presente. La vida gana en seguridad y en dignidad cuando se la ve con una extensa perspectiva tras sí, y cuando los amores de antaño reaparecen en los amores de hoy. La muerte se reduce a su propia insignificancia, como un simple incidente de la vida, el cambio de un escenario por otro, como un viaje que separa los cuerpos, pero que no puede separar al amigo del amigo. Se ve que los lazos del presente no son más que eslabones de una cadena de oro que se extiende en el pasado, pudiendo afrontarse el porvenir con la alegre confianza que proporciona la idea de que estos lazos subsistirán, y que forman parte de aquella cadena no interrumpida.
Annie Besant . La sabiduría antigua .