Como puede uno observar, siempre hemos actuado desde un centro, un centro que se contrae
y se expande. A veces es un círculo muy pequeño y otras es amplio, exclusivo y totalmente satisfactorio. Pero siempre es un centro de aflicción y dolor, de alegrías fugaces y desdicha el pasado fascinante o penoso-. Es un centro que la mayoría de nosotros conoce consciente o inconscientemente, y en este centro tenemos nuestras raíces y desde él actuamos. La pregunta acerca de qué debemos hacer, ahora o mañana, se formula siempre desde el centro y la respuesta debe ser siempre reconocible por el centro. Habiendo recibido la respuesta, ya sea de otro o de nosotros mismos, procedemos a actuar conforme a la limitación del centro. Es como un animal atado a un poste: su acción depende del largo de la cuerda. Esta acción nunca es libre y, por tanto, siempre hay daño, confusión y dolor.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .