El médium cuya facultad se explota en las sesiones "espiritistas", es un ','mentecato" (o captado
por la mente" en riguroso sentido etimológico) que abdica de su divina facultad de sentir y pensar por cuenta propia, para convertirse en una máquina hipersensible de pensamientos y sentimientos ajenos, vengan por caminos subconscientes o trascendentes. Este hábito de escribir o hablar "al dictado", puede anular el "Yo" o estancar el progreso espiritual, cuando no producir psicopatías y depresiones nerviosas que llevan a la ruina de la razón. Pero por si no fuera poco el perjuicio que la mediumnidad acarrea al propio médium, aun debo señalar el que acarrea a los que de él se aprovechan, con evidente falta de conciencia o de caridad, que son gravísimos escollos en el sendero iniciático. La falta de amor o la falta de conocimiento, suponen detención segura en el camino de perfección. Él cultivo de la mediumnidad pasiva jamás está justificado' en el terreno espiritual. Otra cosa es el prodigioso "carisma" de servir de canal conscientemente a una influencia espiritual superior, cuando se ha llegado al grado requerido para ello, como Jesús cuando después de la transfiguración sirvió de instrumento a la elevada presencia del "Cristo".
Eduardo Alfonso . La iniciación .