De manera que no es fácil, cuando te sientas por vez primera mirándote la punta

de la nariz, que los pensamientos digan: «Ahora no deberíamos ir a este hombre. Mírale al pobre... ¡Qué profundamente está meditando! Y se está mirando la punta de la nariz... Ahora no es el momento de ir a él.» No les importará. Seguirán ajetreándose. Que te mires la punta de la nariz no se lo impedirá. De hecho, puede que incluso lleguen con más fuerza, al ver que «este hombre está tratando de librarse de nuestra sujeción».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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