Vagando por el cielo... Pero esto solo es posible cuando has conocido la brisa suave,
la danza sutil, la presencia de Dios, y has empezado a vagar por el cielo abierto. Ya no te estás aferrando a nada, ya no estás reptando y arrastrándote por la tierra. No estás en tu tumba. Has abierto tus alas, estás volando en el cielo, asequible a la existencia y todos sus desafíos; ya no eres ortodoxo, ya no eres convencional, ya no eres conformista. Eres un rebelde. Y solo el espíritu rebelde comienza a sentir la presencia de Dios. ¡Esto es el cielo!, la presencia de Dios. Entonces sucede el cuarto milagro, que te cristaliza absolutamente: tu dualidad desaparece. De otra forma, en el fondo, sigues dividido. Si eres un hombre continúas reprimiendo a tu mujer. Tienes que hacerlo. La sociedad te enseña: «Recuerda, eres un hombre.» Si lloras y gimes, alguien se verá abocado a comentar: «¿Qué estás haciendo? Está bien que las mujeres lloren y giman, pero tú eres un hombre. Tú no debes llorar.» E inmediatamente se secan tus lágrimas, las echas para atrás, las contienes. Eres un hombre, se espera que te comportes como un hombre, y no puedes llorar.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .