Por eso es por lo que el reparador añade: «Si no hubiese hecho entre ellos

obras que nadie más ha hecho, no habrían pecado; pero ya las han visto y nos han odiado a mí y a mi padre». Pues, si el que ve al hijo ve al padre y el que ama al hijo ama al padre, es imposible, por la misma razón, odiar al hijo sin odiar al padre, teniendo en cuenta que el padre está en el hijo, lo mismo que el hijo está en el padre.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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