La imagen mágica de Kjokmah y los símbolos que se le asignan, contienen esa idea.
La imagen mágica es la de un hombre con barba para indicar su madurez; el padre que ha dado pruebas de su virilidad, y no el hombre aún virgen e inocente. El lenguaje simbólico habla claramente: el lingam de los indúes y el falo de los griegos son los órganos masculinos generadores en sus respectivos idiomas. La piedra vertical, la torre o el cetro en alto todos ellos son símbolos del mismo miembro viril. Sin embargo, no debe suponerse que Kjokmah es un símbolo fálico o sexual, y nada más. Genuinamente, es un símbolo primario o positivo, porque la virilidad es una forma de la fuerza dinámica, así como la femineidad es una forma de energía estática, latente, potencial, hasta que se imparte el estímulo necesario. El todo es mayor que cada una de sus partes; Kjokmah y Binah son TODOS de los cuales el sexo es sólo un parte. Al comprender las relaciones que el sexo tiene con las fuerzas polarizadoras en conjunto, encontramos la clave para la debida comprensión del sexo, y, entonces, podemos comparar los principios Cósmicos con las enseñanzas de psicología y moral. También llegamos entonces a comprender cómo es que la mente subconsciente del ser humano puede representar al sexo bajo la forma de innumerables símbolos distintos, como lo demuestra Freud, y por qué es posible la sublimación del instinto sexual como lo pretenden los moralistas. La manifestación es, pues, sexual, en cuanto se produce siempre en términos pares de opuestos, siendo el sexo cósmico y espiritual a la vez, porque tiene sus raíces en los Tres Supremos. Tenemos que aprender a no disociar la flor aérea de su raíz terrestre, porque la flor separada de su raíz se marchita y muere, y sus simientes quedan estériles; mientras que la raíz, segura en la Madre Tierra, puede producir flores y más flores, y llevar sus frutos hasta la completa madurez. La naturaleza es mucho más grande y verdadera que la ética convencional que generalmente, no es más que tabú y totem. Felices los pueblos cuya moralidad sea la expresión de las leyes de la naturaleza, porque vivirán vidas armoniosas, aumentarán, se multiplicaran y poseerán la tierra y desgraciados los pueblos cuya moralidad no sea más que un sistema salvaje de tabús destinados a propiciarse a una divinidad imaginaria como Moloch, porque pronto caerán en el vicio, el pecado y la esterilidad. E igualmente desgraciados son los pueblos y las personas cuya moralidad ultraja la santidad de los procesos naturales y, al arrancar la flor, no prestan consideración alguna al fruto, porque pronto verán sus cuerpos enfermos y todo su Estado se contaminará.
Dion Fortune . La Cabala Mistica .