La tercera premisa se refiere al deseo de proporcionar cuerpos sanos y buenos para los
egos que encarnan, lo cual no es posible debido a nuestro mal reglamentado sistema de convivencia. La mayoría de los niños que nacen hoy han venido a la existencia en forma accidental, sin que se los haya deseado. Si bien algunos, muy pocos han deseado tenerlos, pero aún en tales casos, el deseo se funda generalmente en razones de herencia, posesión, perpetuación del linaje o materialización de una ambición insatisfecha, sin embargo, se acerca el día en que los nacimientos serán deseados y controlados; cuando llegue ese día encarnarán más rápidamente discípulos e iniciados. La correcta preparación tendrá lugar antes de satisfacer el impulso sexual, las almas serán atraídas por la urgencia del deseo de sus padres, la pureza de sus móviles y el poder de su trabajo preparatorio.
Alice A. Bailey . El Sexo .