El Rig-Veda-Samhita (29) el libro más antiguo del mundo, al que nuestros más prudentes eruditos
asignan dos o tres mil años de antigüedad sobre la era cristiana, dice en el “Himno de los Marutes”: “El No Ser y el Ser están en el supremo cielo, en la cuna de Daksha, en el regazo de Aditi”. (Mandala 1, versículo 166). “En la primera época de los dioses, el Ser (la Divinidad comprensible) nació del No-ser (la Divinidad incomprensible). Después nacieron las Regiones invisibles y de ellas, Uttânapada”. “De Uttânapada nació la Tierra, y de ella las Regiones visibles. Daksha nació de Aditi, y Aditi de Daksha”. (Ídem). Aditi es el Infinito, y Daksha es daksha-pitarah, que significa literalmente el padre de los dioses; pero Max-Müller y Roth dicen que significa padres de la fuerza que “conservan, poseen y conceden las facultades”. De todos modos, es fácil ver que “Daksha, nacido de Aditi, y Aditi de Daksha”, significa lo que los modernos llaman “correlación de fuerzas”. Así se infiere del siguiente párrafao traducido por Müller: “Considero a Agni como el origen de toda existencia, o padre de la fuerza” (III, 27, 2). Esta misma idea, clara y evidente, prevaleció en las doctrinas de los zoroastrianos, magos y filósofos del fuego de la Edad Media. Agni es el dios del fuego, del Éter Espiritual, la verdadera substancia de la esencia divina, del Dios Invisible presente en cada átomo de Su creación y llamado por los Rosacruces “Fuego Celestial”. Si cuidadosamente comparamos los versos de este mandala, uno de los cuales dice: “El Cielo es su padre, la Tierra su madre, Soma su hermano y Aditi su hermana” (I, 191, 6) (30) con la Tabla Esmeraldina de Hermes, hallaremos el mismo substrato metafísico y filosófico en idéntica doctrina. “Como todas las cosas han sido producidas por medio de un Ser, así también todas las cosas han sido producidas de esta única cosa por adaptación: “Su padre es el sol; su madre la luna”... etc. Separa la tierra del fuego, lo sutil de lo grosero... Lo que he dicho sobre la operación del sol es compelto”. (Tabla Esmeraldina) (31). El Profesor Max-Müller ve en este mandala, “algo parecido a una teogonía, aunque llena de contradicciones (32). Los alquimistas, cabalistas y estudiantes de filosofía mística encontrarán una perfecta definición del sistema de Evolución en esta cosmogonía de un pueblo que existió millares de años antes de nuestra era. Advertirán, además, perfecta identidad de pensamiento entre la filosofía hermética y las doctrinas de Pitágoras y Platón. La evolución, tal como ahora se entiende, supone en la materia un impulso para tomar forma más elevada, y así lo manifestaron claramente Manu y otros filósofos indos de la antigüedad. Ejemplo de ello nos da el árbol de los filósofos en el caso de la disolución del cinc. La controversia entre los partidarios de la evolución y los de la emanación, puede resumirse en que el evolucionista detiene toda investigación en las fronteras del Incognoscible, mientras que el emanacionista cree que nada puede evolucionar ni nacer, si antes no ha sido involucionado por la potencia espiritual de la vida que prevalece sobre todo.
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .