Si consideramos estas diferentes cualidades del átomo, como energía, inteligencia, capacidad de selección y recha¬zo,
atracción y repulsión, sensación, movimiento y deseo, tendremos algo muy parecido a la sicología de un ser hu¬mano, aunque dentro de un radio más limitado y en grado más circunscrito. Por lo tanto, ¿no hemos llegado acaso, retrospectivamente, a lo que podría llamarse la siquis del átomo? Hemos visto que el átomo es una entidad viviente, un diminuto mundo vibrante, y que dentro de su esfera de influencia hay otras vidas, en análogo sentido en que el hombre es también una entidad o núcleo positivo de fuerza o vida, que mantiene dentro de su esfera de influencia a otras vidas menores, es decir, las células de su cuerpo. Esto atañe al hombre y, en la misma medida, al átomo.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .