El recto pensar llega con el conocimiento propio. Si no nos comprendemos a nosotros mismos,
nuestro pensamiento carece de base; sin el conocimiento propio, lo que pensamos no es verdadero. Yo y el mundo no somos dos entidades diferentes con problemas separados; yo y el mundo somos uno. Mi problema es el problema del mundo. Yo puedo ser el resultado de ciertas tendencias, de influencias ambientales, pero en lo fundamental no soy diferente de otro. Internamente somos todos muy semejantes: a todos nos impulsa la codicia, la mala voluntad, el miedo, la ambición, etc. Nuestras creencias, esperanzas, aspiraciones, tienen en todos una base común. Somos todos uno, somos una sola humanidad, aunque nos dividan las fronteras artificiales de la economía, la política y el prejuicio. Si mato a otro, me estoy destruyendo a mí mismo. Uno es el centro de lo total; si no se comprende a sí mismo, no puede comprender la realidad. Tenemos un conocimiento intelectual de esta unidad, pero mantenemos el conocimiento y el sentimiento en secciones diferentes; en consecuencia, jamás experimentamos la unidad extraordinaria del ser humano.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .